sábado, 19 de enero de 2013

Capitulo 5: La Huida...

Oscar Lugo
Capitulo 5:
La Huida…
Me persiguen, corro por el bosque sin rumbo alguno, los arboles dificultan mi camino y cada vez el camino es más estrecho ¿Pero quién era?, era Smith, con su espada blandiéndola para cortarme la cabeza como esa pequeña niña de nombre Rebecca, vi a todos muertos a mi alrededor, Todos morían, Jade, Janelle, Kate, Jimmy, la pequeña Perry ¿Cómo alguien podría hacerle algo?, y Kate, la mujer que quiero proteger, que quiero y quien confió, nosotros los aldeanos utilizamos los métodos clásicos, por que como dicen, con armas de fuego como una pistola no son divertidas…
El bosque siempre fue mi mejor amigo, desde pequeño fue una afición por el, quisiera vivir en un bosque, ser parte del bosque, vivir el bosque, pero ese Sueño cambio mi perspectiva sobre mi lugar favorito…
Desperté, rápidamente escucho una muchedumbre en el pueblo, nada de antorchas, hachas ni nada por el estilo, me asomé por la ventana que daba hacia la plaza de la aldea, cenizas y calabazas podridas por todos lados, Jhonas está en el escenario leyendo una carta, levante la ventana para poder escuchar algo…
….En vista de lo sucedido y la falta de placer que le crea a nuestra aldea, hemos decidido darles una prolongación de tiempo, solo 3 meses, ni un día mas
Atte.: John Smith Galagard
Pd: Cuiden sus espaldas no queremos manchar más nuestras espadas con sangres de niñas inocentes, y esperamos su potencial, espero que toda esta cháchara de confusión termine con un propósito placentero…
Lanzando la cordura Página 37
Libro 1


Oscar Lugo
Maldito… Eso era lo único que podía murmurar en mi mente quiere jugar con nosotros, me coloque mis gafas y pude observar a todos los aldeanos, incluyendo a Kate, que al parecer se ha desenvuelto…
Salí de la casa con mi camisa gris y mi pantalón verde rayado (Despeinado) mejor conocido este conjunto coloquialmente como “Pijama”, al salir como una persona común por la plaza todos observaban extrañamente mi rostro, Kate se acerco a mi entre todos, sus ojos azules me penetraban el alma y su cara de tragedia me preocupaba, con su mano izquierda que la colocó en mi hombro derecho escupió las palabras como agua…
-Jack mañana debemos partir…-.
-¿Qué? ¿Por qué?-.
-Ven conmigo, yo podre explicártelo-.
Kate llevaba poco tiempo en esta aldea e incluso estaba más enterada que yo, pasamos por el boque dirigiéndonos al lago, el lugar donde nos conocimos, Kate se sentó en la orilla, no lo dude me coloque a su lado
-Jack, no hay un solo enemigo-.
-No te entiendo…-.
(Saco un Mapa de su bolsilla)
-Observa, (Señalando con su dedo) esta es la base de la aldea de la montaña del sur, está en el centro de Canadá afueras del estado de Alberta-.
-Eso lo entiendo-.
-Bueno, Esta aldea se ha esparcido enormemente por todo el mundo, para acabar con la gran aldea tenemos que destruir las demás, y tan solo tenemos 3 mese-.
-¿Pero cómo lo haremos? Es imposible no tiene sentido-.
Lanzando la Cordura Página 38
Libro 1
Oscar Lugo
-Perry ha descubierto muchas cosas, la noche pasada estudio muy bien las aldeas, y atraves de cálculos posibilidades y etc., hay una pequeña posibilidad de lograrlo-.
-¿Pero como partiremos?-.
-Bueno, nuestro primer destino será Italia, seguido de Francia, España, Alemania, Londres y de último la gran aldea en Canadá-.
-¿Pero como haremos eso?, ¿el dinero? ¿El transporte?-.
-Jack, es sencillo déjanos a nosotros esto, primero tenemos que atravesar la frontera canadiense  por el bosque, ya cuando estemos en el muelle de un puerto canadiense partiremos a Italia-.
-Pero Kate… ¿como los venceremos? ¿Cuál es el plan?-.
-Déjanos eso a nosotros Jack, tú has tu equipaje y despídete de la aldea, al medio día partiremos-.
Kate tomó mi hombro derecho, me miro a los ojos, creo que mi cara de confusión era muy obvia, entendía l que sucedía, ella me dejo solo en el lago para despedirme de él, sabe lo que significa para mi, ella no quería disturbar el momento…
Quizás sería la última vez que viera la aldea, solo necesite tiempo, coloque mis pies descalzos en el agua helada, la satisfacción en ese momento fue muy tentativa, termine sumergiendo todo mi cuerpo, ni siquiera me quite las gafas, solo quería nadar, flotar, despedirme y pensar…

Lanzando la Cordura Página 39
Libro


Oscar Lugo
¿Cómo viviríamos? Esto es una locura, ¿Qué planean que no quieren decirme? ¿Por qué todo esto me sucede? ¿Cómo ganaríamos? ¿Ellos tienen armas de fuego y nosotros medievales? Estoy perdido -Pensaba- era lo único en lo que podía pensar, estaba nadando en el agua, preocupado por todos, no puedo arriesgar la vida de todos, sobre todo la de Kate…
Sumergí mi cabeza en el agua y literalmente me despedí de mi aldea, de mi lago, donde fue la primera vez que llore por primera vez , al ver morir a mis padres…
En casa no quería ver las maletas, ya todo estaba listo, me despedí del lugar donde crecí, llore y por poco muero me dolía pensar en todas esas cosas, solo quedaba un Jack en un mundo sin sentido, ganas de vomitar penetran mi boca, me sentía mal conmigo mismo, pero yo mismo me dije que volvería y que no moriría, que salvaría a todos, y ya era hora de cumplir las promesas…
Fui a la plaza como estaba planeado, al lado de la fuente estaban los padres de Perry que con mucho amor se despedían de ella, hubieron lagrimas y afecto, me di cuenta que Perry llevaba su arco en una mochila llena de flechas, olvide que el mío permanecía en mi espalda, lo toque para confirmar su presencia…
Los padres de Perry ya se habían marchado, repetidamente llegaron los demás muchachos, algunos con caras de tristeza y labios marcados en los cachetes…
Me sentía mal conmigo mismo, algo en mi interior me decía que todo esto era mi culpa, me odiaba, sentí que mandaba a todos a la guerra…
Llego el momento, era nuestra partida, todos estábamos, listos para irnos, estábamos frente al bosque, era el bosque y nosotros...
Atrás todos los aldeanos despidiéndose de nosotros, estábamos llenos de dinero donaciones de aldeanos entre otras cosas, comida por montón y saludos y despedidas de todos, era la hora, la hora de marchar emprender un nuevo camino y seguir para preservar nuestro hogar…
Lanzando la Cordura Página 40
Libro

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